Esta linda amoena fue recolectada en Ceará
y vino de allá junto con otras labiatas sin flor, en un navío de la
compañía Lloyd Brasileño que se dedicaba al
comercio de cabotage. Las orquídeas venían a raíz desnuda y
eran acondicionadas en grandes cajas de madera del tamaño de un automóvil
sedan, las cuales eran apiladas en la cubierta durante la travesía. Las
cajas tenían orificios casi iguales a un ripado, sólo que más
angostas y por allí las plantas respiraban, recibían luz y eran
regadas. Al llegar el navío al puerto, las plantas eran
retiradas de allí y colocadas en jacás o cestas, que eran
entonces desembarcadas y vendidas a los orquidófilos, que ansiosos ya
esperaban por ellas en las
calles. Cabían en esas cestas cerca de 20 plantas medianas, es decir,
con aproximadamente 5 a 6 pseudobulbos cada una. Uno de esos jacás fue
comprado aquí en el puerto de Río de Janeiro a principios de la década
del 50, por una orquidófila inglesa que aquí vivía de nombre Rigmor
Flagstadt, socia de la SBO (Sociedad Brasileña de Orquidófilos). Una
de aquellas plantas floreció en la variedad amoena, siendo ésta que se
puede ver en las fotos. En aquella época las grandes exposiciones
de orquídea acontecían en el Automóvil Club de Río de Janeiro, en el
centro de la ciudad y eran muy chics y concurridas. La Sra. Flagstadt no
era una gran orquidófila pero ayudaba en el montaje de la exposición y
presentaba allí, además de algunas orquídeas, obras suyas de artesanía
las cuales eran vendidas con fines benéficos. Cuando la labiata floreció,
ella la expuso y la planta fue premiada. De inmediato la belleza de la
flor llamó la atención de gran cantidad de expositores y visitantes y
todos querían un corte de la planta. Amoena es una variedad rara y difícil
de obtenerse a través de cruces. Una amoena de buena forma tiene un
excelente potencial genético. La SBO, organizadora de la exposición,
fue la sociedad orquidófila antecesora de la OrquidaRio, que dicho sea
de paso funciona hoy en la misma sala en el centro de la ciudad donde
funcionaba la SBO más de
medio siglo atrás En una de esas reuniones de la SBO, la Sra. Flagstadt llevó la
labiata amoena, la cual fue dividida allí entre algunos miembros
de la sociedad, que a cambio le dieron cortes de otras labiatas. El
orquidófilo de Maricá Exdra Porto, aún hoy activo, estaba presente
aquel día y aconsejó a la Sra. Flagstadt a mantener con ella por lo
menos el frente de la planta, una vez que aquella variedad era rara,
sino única en la especie. Así fue hecho y esa división se encuentra
hoy con familiares de la orquidófila en Espírito Santo. A finales de
la acalorada división, cupo al tímido Exdra una trasera deshidratada
con sólo 2 pseudobulbos. Al llegar a casa, juzgando que aquello estaba
muerto, Exdra colocó la
trasera bajo una banca del orquidário y la olvidó por completo.
Algunos meses después, en una limpieza de rutina, él notó que aquella
trasera había enraizado en la arena del suelo y estaba brotando. La
colocó en una maceta y la pequeña planta renacida de sus cenizas es la
labiata que vosotros podeis ver aquí hoy en estas fotos. El nombre
clonal de la planta quedó
como ‘Flagstadt’ y de las divisiones hechas aquel día en la reunión
de la SBO yo conseguí rastrear que una fue para el fallecido Guilherme
Guinle y otra fue a parar a las manos de un militar, orquidófilo de
Bangú, de nombre Capitán Borges. En 1973 el Capitán Borges vendió un
corte de la de él a João Paulo Fontes, cuya floración está
fotografiada en su libro de labiatas. Exdra también cedió un corte a
los Wenzel de Rio Claro antes de cederme la planta toda y me parece que
una parte de la de Exdra siguió
hacia el sur y es el origen de las de allá. Existe también una planta
en Brasilia y más otra división en Uberaba, MG. Insistí en llevar la Cattleya
labiata amoena ‘Flagstadt’ florida hasta una reunión de la
OrquidaRio pues como yo ya dije, ella aún acontece en la misma sala
donde la planta fue dividida y nació para la orquidofilia
casi 60 años atrás. Colocada en el mismo local y teniendo al
fondo las mismas ventanas y persianas de madera de aquella época, ella
volvió a su origen, en un
ambiente menos glamoroso que antes, pero no menos interesante. Es claro
que yo no dividí la planta allí, pero en los tiempos actuales del
meristemage, un brote seguirá hacia el laboratorio, para que en el
futuro, clones de esa labiata que forma parte de la historia de
OrquidaRio, sean distribuidos entre los socios. Carlos
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